INDIA: INICIOS
Vive tu sueño, no suenes tu vida.
Recién aterrizada a la ciudad de Bombay, no tuve tiempo de verla amanecer… a las 5 de la mañana el bullicio era tal que costaba adivinar si había entendido bien o mal el cambio horario. Esperaba salir del complejo y encontrarme un montón de publicidad, carteles y oficinas ambulantes que ofrecieran vacaciones de sueño en las zonas playeras de Goa... y no fue exactamente lo que encontré…
Ir sin plan no es tan ideal como parece… y si eres mujer europea, menos….
Pasado ya el caos inicial y la incertidumbre, veo clarísima la necesidad de consultar antes de ir. Yo no quise informarme acerca de ninguna zona en India ni de ningún destino concreto y eso tuvo sus “cosas malas”.
Al salir del aeropuerto no había más que varias colas de gente esperando quien sabe qué e hileras e hileras de taxis rickshaw (tuc tuc). De entre la multitud, adivine la “oficina” de pre-pago para desplazamientos, y allí fue donde contraté un taxi para que me llevara a la estación de tren... allí seguramente encontraría la pista para escoger mi siguiente destino…
El viaje en taxi... que contar… llena estaba de alegría, sentía como el viaje iniciaba su rumbo entre todo ese gentío desordenado... esta vez no había camellos compartiendo asfalto con los coches (eso pasa en Amman), ni 5 carriles debatiendo a velocidad no legal (cuando eran 3 los pasos pintados en la carretera…).En India es la vaca la que manda en el terreno urbano y los “pitos” son los ojos y los retrovisores de las motos y los tuc-tuc.
Que risas iniciales con el taxista, que pronto se verían troncadas por… eh… un interés extraño por mi persona… primero quiso compartir su opinión sobre mi cara con su extraño inglés (you’re beautiful) I después de preguntarme si estaba casada (por supuesto que sí) me explico cómo se decía sexy en hindú… (algo así como kurutu) Me extraño la clase intensiva que me ofrecía el taxista, pero pensé que no lo había entendido bien… (problemas idiomáticos)…y entonces se regalo con un: these face is sexy, señalándome… venga va, pensé, no empecemos mal que aquí en Bombay esta todo lleno de mierda y no quiero tirarme del taxi en marcha! (…) deje de sonreír cuando me pregunto por segunda vez si estaba casada… y ante la clara cara que me gastaba, tuvo cojones de decirme: you kiss me. Comor?? (la expresión facial es internacional) suerte que ya estábamos en la jungla de la estación y pude mandarlo rápido a tomar moniatos… Nada paso más que una extraña vuelta por la cuidad… de arquitectura cambiante, alturas varias, alineaciones irregulares y… mucha mucha porquería... gran parte de la red de saneamiento está abierta y accesible, hasta tal punto que convive con las barracas e edificaciones precarias (menos de un metro entre cama improvisada y aguas fecales...) una primera impresión muy muy desagradable… se apilan cuerpos durmientes en cualquier parte, sobre cualquier superficie (limpia o no). Y ya en la estación de tren de Bombay, descubrí la realidad de India, muy distinta a la de las postales y las guías... y nada que ver con el paraíso vacacional… A las 6 de la mañana pasé un campo re-lleno de taxis y vacas hambrientas, para llegar al edificio de la estación, donde se diferenciaba la zona de dormir (dentro de la gran nave, en la parte central) y la de compra y reserva de billetes…
Inhumano... e imposible de llegar a comprar billete…y menos sin saber el destino concreto… supongo que mi cara y posado daban mucho que contar, porque no tardaron en llegar hombres que ofrecían su ayuda… accedí visto el panorama, y en menos de 15 minutos tenia billete de tren hacia la playa… Goa era el siguiente paso.. Me metieron en una sala para mujeres, y allí espere horas y horas hasta que me vinieron a buscar y me subieron al tren (casi literalmente). Estoy convencida que no hubiera encontrado la manera de hacerlo por mi misma… es un completo caos donde solo si eres hombre hindú tienes poder de palabra… la jungla.. real… en terreno urbano..
Y en el tren, sentada en el vagón de “dormir” compartí estancia con una familia inhumana (en el buen sentido) entre maletas, pies descalzos, comida y ordenadores portátiles conocí la segunda cara de la India… su gente.. y me emociono solo de pensar en el señor y la señora Modi..su hijo Rovin y los dos acompañantes más.. cuanta compañía me hicieron y que buena acogida… “me obligaron” a comer de sus reservas (allí sentí que había pecado, comida hecha no sé donde ni como, y sin estar en la nevera durante muchas horas..). Pero resulto no pasar absolutamente nada. Conversamos durante horas acerca de todo, y con ellos compartí las primeras imágenes de este continente… El trayecto fue corto, me faltó tiempo para acabar de aprovechar bien su compañía.. Y la despedida fue triste, la primera de muchas… Intercambio de regalos, impresiones y teléfonos y la opción de vernos un día más antes de mi vuelta a Barcelona..
Con que entusiasmo este gente te recibe y comparte lo poco que tiene..
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